BitBrain Technologies mueve las fronteras de la mente

bitbrainAyer 10 de febrero pude acompañar a los Digeridoos mientras realizaba una visita al grupo que compone BitBrain Thecnologies. Estos últimos por el nombre tal vez no os suenen, pero si os digo que son el equipo que ha desarrollado un sistema que utiliza el pensamiento para dirigir un robot o una silla de ruedas, probablemente os resulten conocidos. El Heraldo de Aragón publicó un artículo sobre ello titulado Robótica pionera en la Universidad de Zaragoza. Por que es allí donde han desarrollado los dos proyectos -robots y silla de ruedas-, en el contexto del I3A, Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón.

Los digeridoos son un equipo de cuatro alumnos que cursan 2º de ESO  en el Colegio Juan de Lanuza. Se han presentado a un concurso de investigación patrocinado por la Editorial Cedro, esdelibro.com. Mientras lo preparaban leyeron referencias al trabajo de BitBrain. Ni cortos ni perezosos, solicitaron audiencia… ¡y se la dieron! También se unieron a la visita, un poco más tarde, los alumnos del bachillerato de ciencias.

bitbraintechnologies-01Tuve la suerte de acompañarles, junto a su tutora Pilar. Nos recibió María López, artífice de todos los preparativos y magnífica profesora. Introdujo el tema de forma clara y amena, captando toda la atención de su audiencia. Al estilo de como escribe en su blog, toda una delicia para el que le gusten estos temas. No os lo perdáis.

Dicho rápidamente, tal como yo lo entendí: hay una onda cerebral que se identifica con el reconocimiento de algo como «correcto». El sistema presenta una serie de posibilidades -una malla de puntos que se iluminan alternativamente- detectando esa onda cada vez que se ilumina el punto correcto, el que indica hacia dónde debe moverse el robot o la silla. Una vez verificada la onda a base de repetir su detección, se produce la transmisión de la orden al motor correspondiente.

El mayor mérito en mi opinión: un gran trabajo en equipo multidisciplinar. Lo más complicado posiblemente haya sido la detección del patrón de ondas adecuado, eliminando los incorrectos. Las aplicaciones futuras infinitas, y no a muy largo plazo. En pocos años -entre uno y dos decenios imagino- podremos controlar con el pensamiento muchos elementos electrónicos o mecánicos.

Pero no sólo eso: ¿podrán leernos el pensamiento? ¿Os imagináis entrar a una superficie comercial y que sus sensores detecten nuestro estado de humor, de forma que puedan ofrecernos a través de pantallas inteligentes aquello que mejor se adapta a nuestras apetencias puntuales? ¿Información de estado combinada con información de perfil, de historia de compras, de gustos…? La inteligencia ambiental tiene mucho que decir en esto, y el marco legal también.

bitbraintechnologies-03bitbraintechnologies-04Apasionante. Junto a María el resto del equipo se entregó a la labor didáctica de forma más que remarcable. Mauricio Antelis, Iñaki Iturrarte, Carlos Escolano y Javier Mínguez proporcionaron a estos chicos y chicas una tarde inolvidable. Muy divertida, además, según contaban los chicos de vuelta a casa: ¡no nos los esperábamos tan guays! en sus propias palabras.

Suerte a este equipo, tanto en su faceta investigadora como de empresa start-up. Se la merecen.

8 comentarios

  1. No soy creyente en las limitaciones éticas aplicables al desarrollo técnico, no lo soy no porque no las defienda sino por su manigfiesta falta de viabilidad. Si se puede inventar cualquier «destrozo», se acabará inventando

    Dicho esto, se siente pero no me apetece nada el futuro que describes ¿a ti sí?, me extraña que te apetezca que al entrar a un centro comercial te hagan tu «perfil mental»

  2. Eso de la docencia requiere química María. Hoy se ha reunido el grupo para repasar el vídeo. Viéndolo, tengo que reafirmar lo ya dicho: eres una excelente profe.
    Las limitaciones técnicas, o de aplicación de la técnica, conviven con nosotros, en muchos aspectos. Si no que se lo pregunten a la Agencia Española de Protección de Datos, como garante de parte de ellas. Que se las pueda saltar alguien puntualmente… sin duda. Pero de ahí a no desarrollar los límites legales, veo un mundo.
    El escenario que pinto en ese ejemplo del artículo me asusta en buena medida: de ahí a la manipulación pura y dura sólo hay un paso. ¿Estás enfadado? ¡Suelta tu rabia! ¡Cómprate el últimos lanzamiento en juegos de guerra!
    Pero no quería ser negativo respecto al área de investigación en sí: la veo absolutamente prometedora, beneficiosa en muchos aspectos que podrá desarrollar. Por supuesto, para las personas incapacitadas. Pero, mucho más allá, resultará el enlace natural entre mente y máquina… ¿qué no podremos hacer con ello?

  3. Sobre la posibilidad de que nos hagan un «perfil mental» al entrar en un centro comercial tengo algo que decir: las señales que podemos leer del cerebro son con la colaboración total del usuario. Esto se debe a dos cosas: la primera es que las ondas cerebrales son terriblemente débiles (aunque para evitar este problema se pueden utilizar filtros). La segunda y más importante es que cada ser humano tiene sus propias señales que, además, pueden variar con el tiempo. Es necesario un proceso de entrenamiento (mediante algoritmos de learning) donde el ordenador es capaz de aprender la forma que tienen las ondas cerebrales del usuario, y eso sólo es posible si dicho usuario le proporciona al ordenador la información sobre lo que está pensando. Así pues, es imposible que un ordenador descifre lo que un usuario esta pensando o sintiendo sin que este haya permitido previamiente a un ordenador aprender como piensa o siente.

  4. María, en absoluto quisiera parecer contrario al desarrollo de vuestra línea de investigación. Nada más alejado de la realidad. Cada día le veo más posibilidades y realidades.
    Eso no quita para plantearse las dificultades que se puede encontrar la sociedad en el camino, tratando así de adelantar soluciones a las mismas.
    Creo que entiendo bien tu razonamiento. Pero imaginemos el siguiente escenario: una superficie comercial-empresa-organización quiere recabar datos de perfil de usuarios. Imagina un cebo: jugar al último mega-super-guay juego de ordenador con realidad virtual y adivinación del pensamiento. Totalmente voluntario. Eso sí, te avisan de que tu perfil de jugador será almacenado -para que luego puedas volver a jugar sin entrenar al sistema, claro- y utilizado exclusivamente dentro del ámbito de datos de la propia compañía. Ya tiene tu perfil. Ahora lo cruza con identificación personal -ya existen sistemas de reconocimiento visual- et voila! Ya tienen un sistema entrenado… ¿Quién dice que dentro de 30 años no existan relojes o piercing capaces de recibir y transmitir tus emociones? Te venderán sus ernormes ventajas: tonalidades de luz en casa acordes a tus emociones, los programas de tv que necesitas, la música ambiental -o en el móvil- que mejor responda a tu humor… si además permites que la superficie comercial lea esos datos… ¡te aconsejará los mejores productos de manera personalizada! ¡y con un 15% de descuento! ¡60% en rebajas! Al cabo de 10 años, media población mundial suscrita al sistema.
    No pretendo ser apocalíptico. De acuerdo, es ciencia ficción. Para nada debe frenar vuestra línea de investigación, vuestros desarrollos. No es un reto para vosotros, investigadores. Tal vez para los legisladores, cuando llegue el momento. O simplemente es un desvarío personal: pudiera ser. Ojalá.
    En relación a vuestra investigación, y desde la perspectiva de mi formación como psicólogo, ayer reflexionaba y me emocionaba: ¡una evidencia empírica sobre la forma del pensamiento humano! Una onda que responde a un concepto: el reconocimiento de algo cierto. Indiscutible. Un gran punto de partida, de reflexión.
    ¿Responde la onda P300 a otras circunstancias o sólo a esa? ¿Es un indicador único? Si no lo es, ¿a qué otras emociones/percepciones responde? ¿Qué tienen en común?
    Más allá ¿será posible un día descifrar un código mental de ondas basado en un lenguaje universal mental, verificado empíricamente? ¿Existe ese lenguaje? ¿En qué terminos se expresa: reconocimiento de lo correcto / del error -unos y ceros-? ¿Binario? ¿O algo mucho más complejo? ¿Qué onda emite el amor? ¿Distinta de la amistad? ¿Del odio? ¿Son conceptos demasiado complejos? ¿O tal vez básicos?… ¡qué interesante!

  5. Antonio, como dices, existe la posibilidad de que permitas que un centro comercial registre tus datos mentales, pero… sigue siendo una opción, una decisión personal e imagino que para entonces el marco legal tendrá mucho que decir. Sin embargo, el ejemplo del centro comercial se queda corto. Por ejemplo, dentro de unos años será posible conectar nuestra mente a internet y, a través de nuestros pensamientos, tendremos la posibilidad de utilizar los buscadores. Esto significará por un lado, encontrar aquello que buscas en cuestión de segundos, sin necesidad de ir filtrando manualmente las páginas… por otro lado, significará también mandar tu señal cerebral a través de la web, donde cualquiera puede interceptarla… Pero una vez más la decisión será tuya: cada individuo tendrá que tomar la decisión de si quiere o no registrar su señal cerebral y tendrá que evaluar si se fía o no de la persona que recibe estos datos. Si lo pensamos un segundo, a día de hoy tomamos ese tipo de decisiones cientos de veces: proporcionamos nuestra tarjeta de crédito, nuestros datos personales, participamos en encuestas de opinión… y no nos sentimos manipulados porque, al final del camino, la decisión de proporcionar esos datos depende de nosotros. Estoy prácticamente segura que lo mismo ocurrirá con el BCI.
    En cuanto a todas tus preguntas sobre la codificación del pensamiento humano, es algo en lo que se trabaja actualmente y en lo que cada vez se obtienen más resultados. ¡Esperamos ir comentando todos estos avances en nuestro blog!

  6. Estoy totalmente de acuerdo en lo que dices María, con un -pequeñita- excepción: lo de que «la decisión de proporcionar esos datos depende de nosotros» no es del todo real, y si no que se lo pregunten a los traficantes de datos -ilegales- que alimentan campañas de spam y otros tipos bastante frecuentes.
    Pero eso no debe frenar en absoluto la investigación, sin ninguna duda.
    Lo que cuentas me trae a la cabeza una anécdota: hace unos 2-3 años mi hijo Borja, con unos 8 años, me preguntó «qué hace un ingeniero». Quiere ser ingeniero informático desde hace mucho tiempo. No sé cómo, pero llegamos a reflexionar sobre un escenario como el que describes: si todo el conocimiento universal estuviera al alcance de tu pensamiento en cuestión de segundos -o milisegundos- ¿seríamos más sabios? ¿sabríamos validarlo, relacionarlo, integrarlo, contextualizarlo, aplicarlo? Ya nos pasa ahora con internet, pero con una red mucho más potente, simplemente al alcance de nuestro pensamiento… ¿dónde pondremos el enfoque, con qué criterios elegir? ¿Nos hará todo ese conocimiento más felices?
    Insisto en que soy positivista, no planteo preguntas por afición a marcar dificultades, sino desde una perspectiva constructiva: mejor prepararse que encontrarse con la sorpresa.
    Sobre tu blog, lo prometo: no lo voy a perder de vista. Como ya he dicho, me encanta lo que hacéis.

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