Ondas en el agua

Ondas en el agua

 

El pasado 24 de Agosto visité Newgrange, Dowth y Knowth . Más antiguas que las primeras pirámides egipcias, estas construcciones megalíticas están con nosotros desde hace unos 5.200 años. No voy a opinar sobre sus posibles usos y funciones, ni voy a tratar de interpretar sus símbolos, o como los distribuyeron. Pero sí me gustaría compartir con vosotros algunas reflexiones, fruto de la inspiración allí encontrada.

El día 25 llueve intermitentemente en Dublín. Recorriendo el Phoenix Park me encuentro con una pequeña hondonada, al fondo un brillante lago. Bajo hasta la orilla, lo rodeo ligeramente. Ya estoy aquí. Por fin estoy aquí.

Hermosos árboles inclinan sus copas sobre el agua, cubriendo una extensa superficie con sus protectoras frondas. Una barrera de lotos delimita ese espacio, aislando el área de la agitación imperante en el resto del lago. Pareciera un inmenso cristal dispuesto horizontalmente.

Ha llovido hace unos momentos. Sólo un poco, suficiente para cargar las hojas con un tesoro de agua, escasas gotas que caen pausadamente sobre la superficie del espejo. Una cada varios segundos, quizás dos o tres a la vez.

Las ondas se extienden lentamente: tres, seis, ocho metros… y vuelta a la masa original. Algunas crecen juntas, hermanadas. Otras se cruzan brevemente, o se encuentran y fusionan. Los ritmos cambian con el viento, rizando en ocasiones la superficie por la caída simultánea de numerosas gotas.

Si fuéramos gotas, si la superficie nuestra conciencia, si el lago la vida… hoy mi onda se cruza con la vuestra.

¿Cómo grabar estas ideas sobre la piedra? ¿Cómo reflejar el crecimiento continuo, el movimiento expansivo, la disolución final? ¿la comunión sobre el agua?

Allí veo espirales, y comprendo su potencia, inmensa en su sencillez.

1 comentario

  1. Los tres túmulos Newgrange, Knowth y Dowth están, alimentando la imaginación, los cuentos y leyendas de la región desde hace generaciones, aunque también se cree que la mayoría de las tallas recogen observaciones astronómicas y cosmológicas. Sol, tierra, agua, ¿quien lo sabe?
    Los campesinos de la edad de piedra se instalan en este valle rico y fértil donde corre un tortuoso río, el Boyne.
    El valle del Boyne alimenta a hombres y rebaños, los dibujos interiores y exteriores representan espirales, círculos, arcos y serpientes, cuyo significado aun está sin resolver.
    Una vez al año, durante el solsticio de invierno, una cavidad voluntariamente dispuesta encima de la entrada deja pasar un rayo de luz.
    Michael O’Kelly, profesor de arqueología en la Universidad de Cork, el 21 de diciembre de 1969, contempló el amanecer desde el interior de la tumba.
    Sucesivos descubrimientos demuestran una vez más que el hombre prehistórico no era tan simple ni bárbaro como pensamos.

    P.D. Espero que lo hayáis pasado muy bien, un saludo.

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